DIALOGAR CON LAS EMOCIONES. Cristina Llagostera. Cuerpomente 154
Cuando las emociones llaman a nuestra puerta no siempre son bien recibidas. En ocasiones su visita resulta incómoda, nos sorprenden en momentos o en lugares inapropiados, o estamos demasiado ocupados como para prestarles atención. Otras veces preferiríamos no abrir, encerrarnos bajo llave, porque su presencia nos asusta o desagrada. Pero aunque las emociones parecen venir de fuera, desencadenadas por sucesos externos, en realidad forman parte de nosotros, están dentro de casa.
¿Somos lo que sentimos?. En parte sí, pero también somos nuestros pensamientos, actitudes, valores, principios, experiencias, recuerdos… todo aquello que construye ladrillo a...