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Zaira
A pesar de que los amores cibernéticos son manifestaciones novedosas, guardan un parecido con aquel
"amor cortés" de la Edad Media, que se caracterizaba por no satisfacerse en la realidad y que se
alimentaba de la separación de los amantes, del sufrimiento y la pasión imposible.
A pesar de que los amores cibernéticos son manifestaciones novedosas, guardan un
parecido con aquel "amor cortés" de la Edad Media, que se caracterizaba por no satisfacerse en la
realidad y que se alimentaba de la separación de los amantes, del sufrimiento y la pasión
imposible.
Así al menos lo cree la licenciada Diana Sahovaler de Litvinoff, miembro de la
Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y del IPA, su par internacional, quien sostiene que "el
encuentro demorado en la realidad, mantenido a nivel ideal, permite acariciar la certeza de haber
hallado el objeto de amor perfecto."
Los caballeros de la Edad Media eran jóvenes sin tierra que iban de castillo en
castillo donde las damas esperaban que sus maridos volvieran de las Cruzadas; estos jóvenes
encontraban en la ilusión amorosa una compensación a su desarraigo.
"Así como el caballero despojado lograba sentirse superior al señor en la
posesión de una ilusión amorosa, el enamorado por internet tiene un secreto que lo eleva sobre las
insatisfacciones y rutinas cotidianas, y que en general, lo salva de enfrentar las limitaciones y
riesgos que traería el intento de satisfacerse en la realidad", opina Litvinoff.
"La puesta en juego de su sexualidad con los inevitables desencuentros, las
consecuencias de una rivalidad cara a cara con otros competidores o los reproches por infidelidad,
son atenuados por la virtualidad, que proporciona una excusa tranquilizadora", agrega la
psicoanalista.
El señor del castillo. "El señor del castillo, transferido a la figura invisible
pero todopoderosa de internet, es quien propicia este vínculo, pero a menudo es también quien se
queda con la dama que permanece inalcanzable o se pierde en las redes intrincadas de la web",
sostuvo.
Una sociedad afectada por crisis de valores, adherida a ideales de practicidad y
superficialidad, con ausencia de figuras paternas claras, junto a la irrupción de ciertas
crueldades, "encuentra de pronto, a partir de un medio inesperado, la oportunidad de dar vuelo al
romanticismo, a la ilusión, a jugarse en una aventura amorosa", explica Litvinoff.
Los actuales "caballeros errantes" acostumbrados a relaciones casuales y poco
profundas, las "damas solitarias" agobiadas de responsabilidades, decepcionadas por hombres que
recusan el lugar galante que ellas desearían que ocupen, encuentran maravillosas compensaciones a
través de internet.
"Esas compensaciones pasan no sólo por poder dar rienda suelta y de la manera
más verbalmente explícita a sus más recónditas fantasías sexuales, sino también por la posibilidad
de vivir un amor platónico a la manera de un epistolario amoroso de las épocas de los sobres y
papeles perfumados", considera la especialista.
La actitud fóbica, en la que no hay relación cuerpo a cuerpo, alimenta el
romanticismo pero: ¿Qué puede ocurrir cuando el encuentro se materializa? "Hay distintas
alternativas —responde Litvinoff—: es posible que todo lo idealizado se confronte con
la realidad y del enamoramiento se pase a la desilusión; la otra, es que pueda darse realmente un
encuentro amoroso, si se supera la idealización y se toleran las diferencias; y por fin, otra
vicisitud posible son las estafas, el vínculo perverso", advierte.
La red no sólo sirve para juntar parejas, sino también para separarlas: las
infidelidades virtuales son responsables de no pocos divorcios.
Infidelidades. "Las infidelidades por internet se producen también por la
búsqueda del encuentro ideal: ante las frustraciones con la pareja real, se busca otra alternativa,
pero muchas veces no pasa de ser una infidelidad virtual, un juego", responde Litvinoff.
Según la psicoanalista, "lo curioso aquí, y lo importante también, es que
internet no fue creada para facilitar vínculos amorosos sino para procesar datos, pero dado que el
ser humano siempre busca la comunicación, el intercambio social, el amor, a través de la web ha
vuelto a aparecer el romanticismo".
"Es más: a través de internet es posible mantener el romaticismo durante mucho
tiempo, algo que en la realidad no sucede, porque en general, en la vida real, las parejas pasan
del enamoramiento al amor, en el mejor de los casos, y en otros, al aburrimiento y al odio",
sostiene Litvinoff.