En principio, el miedo a estar solo en la vida es algo adaptativo, positivo y saludable. Sin embargo, como en todo, hay ciertos límites que no se deben sobrepasar. Concretamente el de someterse al dolor y aguantar todo tipo de sufrimientos para evitar la separación.
Como consecuencia de la educación recibida y de las experiencias vividas, muchas personas sienten una gran desesperación ante la idea de sentirse solos en el mundo, lo cual los empuja a implicarse en relaciones disfuncionales.
Es habitual ver ofertas de 2×1 en cenas, en cruceros o en cócteles. Por lo que no resulta extraño que tengamos la idea preconcebida de que debemos tener compañía para ser una persona completa y disfrutar de la vida.
Así que son pocas las personas que no esperan que los demás borren de su mente emocional la sensación de soledad. Tendemos a sentirnos incapaces de hacernos cargo de nosotros mismos, por lo que la consecuencia más directa de ese pensamiento es la necesidad de buscar a alguien que nos proteja.
Tendemos a asociar el hecho de no tener pareja con el aislamiento afectivo y social, cuando en realidad no tener pareja no es sinónimo de recluirnos o de no tener opción a tener contacto humano significativo.
Superar el miedo a la soledad
No hay una fórmula mágica que nos ayude a superar el temor a estar solos, pero la mejor manera de acabar con él es comenzando a estarlo, arriesgándonos a sentir, a conocernos y a caminar sin ayuda.Así, como dijo Maurice Maeterlinck, “el silencio interior es el sol que madura los frutos del alma”. En otras palabras, encontrar la compañía en uno mismo y enamorarse del yo interno es un gran autoregalo. Luego que venga lo que sea, pues estaremos capacitados emocionalmente para sintonizar con los demás si queremos.
También cabe la posibilidad de que no queramos enamorarnos de nadie y de que, por tanto, deseemos estar solos para conocernos más o vivir experiencias que de otro modo no podríamos. Esta decisión que parece tan fácil de valorar no lo es para el común de nosotros, pues parece que en nuestros esquemas es imprescindible tener pareja.
Sea como sea, para enamorarnos de los demás, primero hemos de hacerlo de nuestro autoconcepto, lo cual nos conducirá a alcanzar el equilibrio interior dentro de la soledad, un gran compañera de viaje con la que todos deberíamos hablar en el transcurso de nuestro trayecto vital.
Hay un texto de María Teresa de Calcuta que habla sobre esto, y resulta verdaderamente abrumador.
“Hay personas que tienen pareja pero se sienten tan solas y vacías como si no las tuvieran.
Hay otras que por no esperar deciden caminar al lado de alguien equivocado y en su egoísmo, no permiten que ese alguien se aleje aun sabiendo que no le hace feliz.
Hay personas que sostienen matrimonios o noviazgos ya destruidos, por el simple hecho de pensar que estar solos es difícil e inaceptable. Hay personas que deciden ocupar un segundo lugar tratando de llegar al primero, pero ese viaje es duro, incómodo y nos llena de dolor y abandono.
Pero hay otras personas que están solas y viven y brillan y se entregan a la vida de la mejor manera. Personas que no se apagan, al contrario, cada día se encienden más y más. Personas que aprenden a disfrutar de la soledad porque las ayuda a acercarse a sí mismas, a crecer y a fortalecer su interior.
Esas personas son las que un día sin saber el momento exacto ni el por qué se encuentran al lado del que las ama con verdadero amor y se enamoran de una forma maravillosa.”
Es la sociedad que nos enseña a aborrecer la soledadHay otras que por no esperar deciden caminar al lado de alguien equivocado y en su egoísmo, no permiten que ese alguien se aleje aun sabiendo que no le hace feliz.
Hay personas que sostienen matrimonios o noviazgos ya destruidos, por el simple hecho de pensar que estar solos es difícil e inaceptable. Hay personas que deciden ocupar un segundo lugar tratando de llegar al primero, pero ese viaje es duro, incómodo y nos llena de dolor y abandono.
Pero hay otras personas que están solas y viven y brillan y se entregan a la vida de la mejor manera. Personas que no se apagan, al contrario, cada día se encienden más y más. Personas que aprenden a disfrutar de la soledad porque las ayuda a acercarse a sí mismas, a crecer y a fortalecer su interior.
Esas personas son las que un día sin saber el momento exacto ni el por qué se encuentran al lado del que las ama con verdadero amor y se enamoran de una forma maravillosa.”
Es habitual ver ofertas de 2×1 en cenas, en cruceros o en cócteles. Por lo que no resulta extraño que tengamos la idea preconcebida de que debemos tener compañía para ser una persona completa y disfrutar de la vida.
Así que son pocas las personas que no esperan que los demás borren de su mente emocional la sensación de soledad. Tendemos a sentirnos incapaces de hacernos cargo de nosotros mismos, por lo que la consecuencia más directa de ese pensamiento es la necesidad de buscar a alguien que nos proteja.
Tendemos a asociar el hecho de no tener pareja con el aislamiento afectivo y social, cuando en realidad no tener pareja no es sinónimo de recluirnos o de no tener opción a tener contacto humano significativo.
Superar el miedo a la soledad
Tengamos o no tengamos pareja, encontrarnos en nosotros mismos y disfrutar de nuestra compañía es esencial para nuestro bienestar. El resto puede o no puede potenciarlo, pues es accesorio.
También cabe la posibilidad de que no queramos enamorarnos de nadie y de que, por tanto, deseemos estar solos para conocernos más o vivir experiencias que de otro modo no podríamos. Esta decisión que parece tan fácil de valorar no lo es para el común de nosotros, pues parece que en nuestros esquemas es imprescindible tener pareja.
Sea como sea, para enamorarnos de los demás, primero hemos de hacerlo de nuestro autoconcepto, lo cual nos conducirá a alcanzar el equilibrio interior dentro de la soledad, un gran compañera de viaje con la que todos deberíamos hablar en el transcurso de nuestro trayecto vital.